lunes, 24 de mayo de 2010

Literatura definicional

Volvamos a jugar un poco. Como me gusta decir de tanto en tanto, nos quitaremos el corsé (así expresado, el ejercicio promete desde el comienzo). Después de tanta auto-contención verbal, de tanto minimizar nuestros textos y de tanto pulir y pulir, nos lanzaremos exactamente a lo contrario. Diccionario en mano, transformaremos un texto mínimo en un macrotexto.

El procedimiento es el siguiente: Partimos de un texto brevísimo (o de una frase, en este caso) y comenzamos a ampliarlo sustituyendo cada palabra significativa (verbos, sustantivos, adjetivos o adverbios terminados en –mente) por su definición en el diccionario. Luego repetimos la operación, y así hasta tres veces. De esta forma, una frase inicial de seis palabras puede originar un nuevo texto de unas 200 palabras tan solo después del tercer tratamiento. Veamos un ejemplo de Raymond Queneau: la transformación definicional del enunciado “El gato ha bebido leche”:

1. El gato HA BEBIDO la leche.

2. El mamífero carnívoro digitígrado doméstico HA TRAGADO un líquido blanco de sabor dulce producido por las hembras de los mamíferos.

3. Quien tiene tetas, come carne, camina sobre las extremidades de sus dedos y pertenece a la casa HA HECHO DESCENDER POR EL GAZNATE AL ESTÓMAGO un estado de la materia sin forma propia, del color de la leche, de impresión agradable al órgano del gusto y procurado por los animales del sexo femenino.

4. Quien tiene órganos glandulosos propios para la secreción de la leche, que mastica y traga la carne de los animales, que cambia de sitio desplazando sus pies uno tras otro…HA HECHO IR DE ARRIBA HACIA ABAJO POR LA PARTE INFERIOR DEL CUELLO A LA VÍSCERA MEMBRANOSA…una forma de ser de la sustancia extensa…de la impresión que causa en el ojo la luz del líquido blanco, de un efecto que gusta en la parte del ser destinada a discernir los sabores, etc. etc.

En esto más o menos consiste este nuevo ejercicio de literatura potencial. Tranquil@s, no se trata de pasar pena: es más bien un experimento relacionado con los significantes/significados, y con los campos semánticos, que veremos en próximas reuniones de viernes. Voluntario y lúdico, aquí lo dejo para quien quiera lanzarse a la aventura.

Pero ¡ATENCiÓN!: agrego dos matizaciones, que creo darán más juego al juego: 1. Cada participante recibirá su frase inicial personalmente en su correo. Los demás participantes no deben conocerla. 2. Los trabajos terminados podéis subirlos aquí, como siempre, como comentarios, pero ÚNICAMENTE se deben subir los pasos 2, 3 y 4. El paso 1 (la frase inicial) deberá ser descubierta luego por el resto del grupo (esto lo haremos en la clase).

No hay prisa, poco a poco y en la medida del tiempo y las ganas. A ver qué sale. ¡Ánimo!

miércoles, 19 de mayo de 2010

Síndrome de Diógenes



Ya sabemos, a estas alturas del Taller y de la vida, que todo (o casi todo) es susceptible de ser narrado. La materia generadora de relatos está ahí, a todas horas y en cualquier parte.

Pues bien, os vengo debiendo hace un tiempo algún comentario sobre Diógenes (¿recordáis su anécdota con Alejandro Magno y el sol, que comentamos en las primeras sesiones?). No sé si vendrá al caso confesar que, más allá de pintoresquismos y mitificaciones, siempre me han caído en gracia tanto este señor –Diógenes- como su escuela, la de los cínicos. Confesado queda en cualquier caso.

Vayan de botones de muestra, y como posibles gérmenes de relatos, algunas de sus célebres anécdotas y frases:

La crítica a la religión


. Viendo en cierta ocasión cómo los sacerdotes custodios del templo conducían a uno que había robado una vasija perteneciente al tesoro del templo, comentó: «Los ladrones grandes llevan preso al pequeño.»

. Cierto día observó a una mujer postrada ante los dioses en actitud ridícula y, queriendo liberarla de su superstición, se le acercó y le dijo: « ¿No temes, buena mujer, que el dios esté detrás de ti (pues todo está lleno de su presencia) y tu postura resulte entonces irreverente? »

Desprecio de las convenciones sociales

. Proclamaba que los dioses habían otorgado a los hombres una vida fácil, pero que éstos lo habían olvidado en su búsqueda de exquisiteces y afeites. Por eso, a uno que estaba siendo calzado por su criado, le dijo: «No serás enteramente feliz hasta que tu criado te suene también las narices, lo que ocurrirá cuando hayas olvidado el uso de tus manos».

. En un banquete algunos poderosos le echaron huesos, como si fuera un perro. Entonces Diógenes, comportándose como un perro, los orinó.

. Una noche estaba Diógenes cenando lentejas cuando lo vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey.
Aristipo le dijo:
— "Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas."
A lo que replicó Diógenes:
— "Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey."

. Elogiaba a los que, a punto de casarse, se echaban atrás; a los que, yendo a emprender una travesía marítima, renunciaban al final; a los que proyectaban vivir junto a los poderosos, pero renunciaban a ello.

Su mendicidad

. Estaba en una ocasión pidiendo limosna a una estatua. Preguntándosele por qué lo hacía, contestó: «Me ejercito en fracasar.»

lunes, 3 de mayo de 2010

Vinilo tempore

Lo que no se vio. O lo nunca visto (más rimbombante).

Asumido a regañadientes el fracaso tecnológico, aquí va el link con los microrretratos del viernes.

A ver si esta vez sí.


http://www.youtube.com/watch?v=8Jj0DGBosSY